domingo, 27 de septiembre de 2009

Charla Ingresantes 2010

En el día de mañana se realizará la primera charla informativa para los Ingresantes 2010 de Ingeniería Agronómica de la UNRC. La misma se realizará en la Casa Radical, en la calle Cabrera 716. La misma contará con la presencia de profesionales egresados de la UNRC, y de la UBA y de alumnos cursanes de la Carrera de Ing. Agronómica de la Facaultad de Agronomía y Veterinaria.

El Cronograma de la charla será el siguiente:

1. Presentacion de la Facultad a través de fotos y un video Institucional.
A cargo del estudainte de Ing. Agronómica Alessio Bocco

2. Presentacaion de la Carrera propiamente dicha, planes del estudio, perfil del egresado, alcance del título.
A cargo del estudiante Alessio Bocco, con la colaboración de los Ing. Agr. Msc. Oscar Alberto Bocco, y el Ing. Agr. Hector Beguet.

3. Preguntas a los Profesionales invitados.

4. Presentación de la Agrupación Estudiantil Franja Morada
A cargo del militante Matias Caminal

martes, 15 de septiembre de 2009

¿Quienes somos?

La Franja Morada es una agrupación política universitaria de la Argentina, enrolada en la Unión Cívica Radical, tiene presencia en casi todas las Universidades Públicas del país.
Sus principales postulados se basan en el ideario de la Reforma universitaria de 1918. Desde el retorno de la democracia en 1983 conduce la Federación Universitaria Argentina (FUA, órgano máximo de agremiación de los estudiantes universitarios a nivel nacional), que tiene elecciones cada dos años.

Autoridades
Si bien pertenece orgánicamente a la Unión Cívica Radical, tiene sus propias autoridades y autonomía de criterios.
Existe un secretario general y tres secretarios adjuntos en un órgano llamado "Mesa Nacional", acompañados por 10 secretarios. La elección de la Mesa Nacional se realiza cada dos años en un seminario de la agrupación.
Antecedentes
Gracias a la masividad de la enseñanza universitaria propiciada por el presidente Hipólito Yrigoyen, muchos hijos de la clase media y baja del país pudieron estudiar en la Universidad. Esto posibilitó una estructura estudiantil distinta a la mayoría de las que había en el mundo, basada en que la educación universitaria no es un servicio, sino un derecho. Por ello el ingreso a la universidad fue libre y sin examen de ingreso.
Entre 1955 y 1966, la Universidad argentina alcanza un alto nivel impulsada por un régimen jurídico que garantiza la autonomía universitaria y demás principios de la Reforma Universitaria.
A principios de 1966, el clima de convulsión social que se vive en el país provocado por la exclusión del partido político mayoritario, que respondía al presidente depuesto Juan Perón, propicia las condiciones necesarias para una nueva irrupción militar en la vida política argentina. El golpe de Estado que culminó con el gobierno del radical Arturo Illia abre paso a la llamada “Revolución Argentina”, denominación con la que se bautizó a este nuevo régimen.
Golpe de Estado
Juan Carlos Onganía (en funciones de facto del Poder Ejecutivo), que se manejaba con ideas inflexibles, consideraba a la Universidad como un “nido de comunistas” que debía intervenirse. Para ello designa a los rectores como interventores de las altas casas de estudio y disuelve los Consejos Superiores (órganos de cogobierno de las Universidades). Varios rectores y profesores manifiestan su oposición a dicha medida presentando sus renuncias.
En el caso de la Universidad de Buenos Aires, la intervención asume características de extrema brutalidad policial contra estudiantes y docentes. En la noche del 28 de julio de 1966, efectivos de la guardia de infantería y otras fuerzas de seguridad, irrumpen en las Facultades de Ciencias Exactas y Arquitectura. Cientos de estudiantes fueron duramente golpeados y detenidos, similar suerte corrieron varios docentes y autoridades universitarias. “La Noche de los Bastones Largos”, abre paso a uno de los procesos más oscuros de persecución y represión del movimiento estudiantil.
En tanto, la respuesta del movimiento estudiantil no se hace esperar. La FUA se pronuncia contra las nuevas disposiciones del Onganiato. En el interior del país se producen manifestaciones callejeras, tomando la delantera en la Capital Federal, los Centros de Estudiantes de Ingeniería y Medicina. El Gobierno contraataca disolviendo a la FUA, a las Federaciones regionales y al Centro de Estudiantes de Ingeniería “La Línea Recta” de la Universidad de Buenos Aires.
A partir del golpe de Estado de Onganía, toman forma las agrupaciones políticas universitarias que tienen ligazón con los partidos políticos. Comienza a evidenciarse así una serie de cambios en el componente ideológico de los estudiantes que conducen la protesta.
El Movimiento Nacional Reformista, la Unión Nacional Reformista Franja Morada y otras agrupaciones menores con incidencia local, como el Movimiento Universitario Reforma Auténtica (MURA) de Santa Fe o el Movimiento Auténtico Reforma Universitaria (MARU) de la Capital, representaban el ideario reformista a fines de la década del sesenta.
Santiago Pampillón, militante reformista cordobés, adopto el nombre FRANJA MORADA para denominar a la agrupación universitaria que fundó por la década del '60. Pampillón cae asesinado de un balazo en la cabeza en septiembre de 1966 en la esquina de Colón y Sucre de la ciudad de Córdoba, en una manifestación estudiantil contra el gobierno militar y se constituye en la primera víctima del la dictadura de Onganía. En su homenaje las agrupaciones de todo el país nucleadas en la Unión Nacional Reformista adoptan la denominación Franja Morada.
En la Unión Nacional Reformista Franja Morada el radicalismo estaba representado, constituyendo una ínfima minoría. En sus inicios, la Franja Morada contaba con la hegemonía de sectores del anarquismo -en primer término- y del socialismo.
Orígenes
El origen del nombre Franja Morada se remonta al año 1918, exactamente a los agitados días de la Reforma Universitaria de Córdoba, cuando los estudiantes cordobeses expulsaron de la Universidad al clero y a la aristocracia academicista que gobernaban en forma cerrada las casas de estudio. Entonces, un grupo de estudiantes hace flamear como bandera las estolas de color morado que los sacerdotes usan alrededor de su cuello, como símbolo del régimen que habían derribado, y a modo de identificación para aquellos que impulsaban la reforma.
La Unión Nacional Reformista Franja Morada era una federación de agrupaciones reformistas de todo el país, que reúne a militantes de distintas corrientes políticas como anarquistas, socialistas independientes y radicales. Había nacido durante un Encuentro Nacional de agrupaciones reformistas, en la ciudad de Rosario los días 25 y 26 de agosto de 1967. El objeto perseguido era el de unificar criterios para retomar la conducción de los Centros de Estudiantes, de las Federaciones locales y de la Federación Universitaria Argentina de las que habían sido desplazados por la izquierda luego de la caída de Arturo Illia.
Entre los días 3 y 5 de noviembre de 1968, se realiza un Encuentro Nacional de Jóvenes radicales en la provincia de Santa Fe, en la quinta de Frutos en el paraje Setúbal, estación ferroviaria cercana a la capital provincial. De aquellas deliberaciones surgieron dos definiciones fundamentales que habrían de cambiar la historia del radicalismo: la de transformar a la Franja Morada en el brazo universitario de la Unión Cívica Radical y la de conformar un lineamiento interno generacional con la intención de transformar al Partido, que se denominó Junta Coordinadora Nacional de la Juventud Radical.
Reforma universitaria
La Reforma Universitaria es el nombre que recibe un movimiento político-cultural promovido por el movimiento estudiantil que se inició en 1918 en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y que se extendió por toda América Latina y en menor medida España y otros países. En un sentido genérico Reforma universitaria es el nombre que corresponde a la reforma de las estructuras, contenidos y fines de la universidad.
Algunos investigadores han vinculado el movimiento de Reforma Universitaria latinoamericano, sobre todo el ocurrido en los años 1960, con el Mayo francés de 1968, y el movimiento pacifista y por la libertad de expresión (free speech movement) que tuvo su epicentro en la década de 1960 en la acción de los estudiantes de la Universidad de Berkeley y otras universidades norteamericanas.
El término "reformista" se utiliza para designar a las organizaciones y personas que adhieren a los principios de la Reforma Universitaria. La Reforma Universitaria ha impactado en varias generaciones de activistas, escritores, intelectuales, científicos, artistas y políticos, que han adherido a sus principios de democratización de la cultura y la enseñanza. Varios presidentes latinoamericanos se iniciaron en la actividad política como militantes reformistas.

Historia
Aunque el movimiento de Reforma Universitaria latinoamericano se opuso fuertemente al clericalismo y la concepción medieval-colonial de la universidad, encuentra un lejano antecedente en la aparición misma de la universidad europea medieval, organizada como comunidad (universitas) de estudiantes y maestros.
El papel principal que han tenido los estudiantes en el modelo de universidad europea, trasplantado luego a América Latina por el Imperio Español, originó una dinámica estudiantil interna que generó inumerables movimientos de protesta y rebelión juvenil.
Antecedentes: el movimiento de enseñanza libre
En la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX, relacionado con la generalización de la democracia por medio de la conquista del sufragio universal, emergió una corriente educativa que replanteaba las tradicionales relaciones de autoridad en la educación y la enseñanza, para poner el acento en el protagonismo del estudiante.
En el mundo hispanoamericano, fue la Institución Libre de Enseñanza, inspirada por Francisco Giner de los Ríos, la que impulsaría una dinámica de reforma educativa a partir de la idea de libertad. Paralelamente, el surgimiento del modernismo, una corriente literaria iniciada en América Hispana por el nicaragüense Rubén Darío, concretaba un proceso de descolonización de la lengua española que tendría importantes consecuencias culturales, trascendiendo las fronteras de los meramente literario.
En esas condiciones, a comienzos del siglo XX, los estudiantes universitarios de América Latina comenzaron a crear sus propias organizaciones. Aparecieron los centros de estudiantes y las federaciones universitarias que los agruparon. Estas organizaciones estudiantiles adoptaron un esquema de asociativo y de acción similar al de los sindicatos, recurriendo incluso en forma sistemática a la "huelga estudiantil".
La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), fundada en 1906, fue la primera organización nacional en aparecer.
En la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina, se realizó una moderada reforma universitaria en 1905.
La Reforma Universitaria latinoamericana]
El "grito" de Córdoba
En 1918 los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba iniciaron una huelga universitaria en reclamo de profundas reformas universitarias, que se convirtió rápidamente en un amplio movimiento en todo el país y en América Latina, con cierto impacto también en España y Estados Unidos.
En aquel momento la Federación Universitaria de Córdoba hizo público el Manifiesto Liminar que luego se convertiría en el documento básico de la Reforma Universitaria.
El movimiento de Reforma Universitaria se extendió por toda América Latina y se volvió un verdadero movimiento continental y mundial. En el marco del movimiento de Reforma Universitaria en América Latina, en 1921 se realiza en México, el Primer Congreso Internacional de Estudiantes que va a crear la Organización Internacional de Estudiantes.
La Reforma Universitaria tiene también conexiones históricas con otros movimientos estudiantiles y juveniles, aunque sus antecedentes están muchas veces ubicados en la reforma de Córdoba de 1918:
• Las revueltas estudiantiles en Estados Unidos en las décadas de 1960 y 1970
• El Mayo francés de 1968
Los reformistas
El término reformista se utiliza para designar a las organizaciones y personas que adhieren a los principios de la Reforma Universitaria.
La Reforma Universitaria ha impactado en varias generaciones de activistas, escritores, intelectuales, científicos, artistas y políticos.
Principios de la Reforma Universitaria [editar]
Los principios fundamentales de la Reforma Universitaria son:
• Autonomía universitaria
• Cogobierno
• Extensión universitaria
• Acceso por concursos y periodicidad de las cátedras
• Libertad de cátedra, cátedra paralela y cátedra libre
• Acceso masivo y gratuito
• Vinculación de docencia e investigación
• Inserción en la sociedad y rol de la universidad
• Solidaridad latinoamericana e internacional
• Unidad obrero-estudiantil
Autonomía universitaria
El principio de autonomía universitaria sostiene que la universidad debe ser autónoma y auto-gobernada, eligiendo sus propias autoridades sin injerencia del poder político, y dándose sus propios estatutos y programas de estudio. La autonomía universitaria está fundada en la necesidad de evitar que los vaivenes del poder político se traduzcan en cambios arbitrarios de la vida y las autoridades universitarias. Un aspecto secundario aunque de gran importancia es que la autonomía universitaria suele implicar la inviolabilidad de los edificios universitarios por parte de las fuerzas de seguridad.
La autonomía universitaria es un antiguo principio de organización de las más antiguas universidades europeas: las universidades de Bolonia (siglo XI), París (siglo XII), Oxford (siglo XII), Salamanca (1243), Cambridge (siglo XIII), se organizaron sobre principios de autonomía. La idea de autonomía universitaria es llevada por España a sus universidades coloniales en América.
En muchos países del mundo las universidades son autónomas:
• Argentina: la autonomía universitaria fue reconocida por primera vez en 1919, como consecuencia del movimiento de Reforma Universitaria que se había iniciado en Córdoba el año anterior. Los gobiernos militares tendieron a intervenir las universidades y anular su autonomía; el hecho conocido como la Noche de los bastones largos de 1966 sucedió cuando el régimen militar dirigido por Onganía decidió anular la autonomía universitaria. Desde 1983 las universidades públicas argentinas son autónomas y en 1994 la autonomía universitaria y su autarquía financiera, fue garantizada en la Constitución (art. 75, inciso 19).
• Bolivia: la autonomía universitaria fue establecida en 1931 como consecuencia del movimiento de Reforma Universitaria impulsado por el movimiento estudiantil y los docentes.
• Costa Rica: La Constitución de 1949 establece el principio de autonomía universitaria.
• Chile: la autonomía universitaria fue reconocida en 1931.
• México: la autonomía universitaria fue establecida en 1929 y garantizada por la Constitución en 1979.
• República Dominicana: en 1961 se dota a la Universidad de Santo Domingo de autonomía, con lo que pasa a llamarse "Universidad Autónoma de Santo Domingo". En 1962, se eligieron las primeras autoridades bajo el régimen de la autonomía.
• Perú: la autonomía universitaria fue establecida por primera vez en 1920 como consecuencia de la presión ejercida por el movimiento estudiantil peruano. Con posterioridad ha sido anulada en reiteradas oportunidades hasta ser garantizada en la Constitución (art. 18) a partir de 1979.
• Uruguay: se establece la autonomía universitaria en 1958 por ley. En octubre de 1973 el gobierno dictatorial de Bordaberry interviene la Universidad. En septiembre de 1983 se realiza una histórica "Marcha del Estudiante" bajo el lema de "fuera la intervención: autonomía y cogobierno". Desde 1984 la universidad es autónoma.
• Venezuela: se producen graves conflictos entre 1949 y 1951 debido a la falta de autonomía universitaria en la Universidad de los Andes y la Universidad Central de Venezuela (UCV) y las otras grandes universidades del país. En 1958 se sanciona la Ley de Universidades que reconoce la autonomía universitaria plena (art. 9) y la inviolabilidad de sus recintos por ningún organismo de seguridad del estado. En 1969, Rafael Caldera allana la UCV con el pretexto de la existencia de violencia. Sólo hasta 1999 (Gobierno de Hugo R. Chávez F.) es reconocida constitucionalmente la autonomía universitaria en la Constitución Bolivariana de Venezuela.
Autarquía financiera y presupuesto universitario
El movimiento reformista reclama, como parte del principio de autonomía universitaria, la autarquía financiera de las universidades.
Para garantizar este principio se han propuesto soluciones como la garantía legal de que la asignación presupuestaria para las universidades esté establecida en un mínimo no modificable por los gobiernos.
Cogobierno [editar]
El principio de cogobierno alude al gobierno compartido de la universidad por parte de los diferentes sectores de la comunidad universitaria. El reclamo tradicional de la Reforma Universitaria es el cogobierno igualitario por parte de docentes, graduados y estudiantes. Algunas organizaciones estudiantiles reformistas proponen incluir también a los no docentes.
El cogobierno tiene sus raíces en las universidades medievales que estaban auto-organizadas a partir de los claustros de estudiantes, graduados y docentes que integraban la comunidad universitaria.
• Argentina: el cogobierno fue establecido por primera vez en 1919, como consecuencia del movimiento de Reforma Universitaria que se había iniciado en Córdoba el año anterior. En varias oportunidades fue anulado. Desde 1983 las universidades públicas argentinas son cogobernadas por estudiantes, graduados y docentes (y en ciertos casos no-docentes).
• Chile: Desde 1968 y como resultado de las demandas estudiantiles la elección del rector y demás autoridades (decanos) se realizada por claustro pleno (docentes, estudiantes y no docentes) en todas las universidades, medida suspendida después del 11 de septiembre de 1973 por el gobierno militar, que procede a designar los Rectores y demás autoridades
• Perú: La Constitución (art. 18) define que "la universidad es la comunidad de profesores, alumnos y graduados" y que "participan en ella los representantes..."
• Uruguay: En 1908 la Asociación de Estudiantes del Uruguay logra la representación estudiantil en los consejos universitarios, por primera vez en América.
• Venezuela: En 1946 se estableció por primera vez la representación de los estudiantes en el Consejo Universitario, los Consejos de Facultad y las Asambleas de Facultad.
Extensión universitaria [editar]
Con el principio de extensión universitaria se pretende "extender" la presencia de la universidad en la sociedad y relacionarla íntimamente con el pueblo.
Las universidades "reformistas", al igual que los Centros de Estudiantes, suelen tener secretarías de extensión universitaria dedicadas plenamente a llevar los conocimientos universitarios a la sociedad, así como a incorporar a la sociedad a la dinámica universitaria. Exitosos centros culturales como el Centro Cultural Ernesto Sábato de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Facultad de Psicología de la UBA, y las Universidades González Prada de Perú, son ejemplos de extensión universitaria.
Acceso por concursos y periodicidad de las cátedras [editar]
La Reforma Universitaria sostuvo desde un inicio la necesidad de que las cátedras sean ocupadas por concursos de oposición y antecedentes, y revalidadas periódicamente (periodicidad de la cátedra).
Libertad de cátedra, cátedra paralela y cátedra libre [editar]
Véase también libertad académica
Estos tres principios están inseparablemente vinculados:
• El principio de libertad de cátedra sostiene que cada cátedra tiene completa libertad para investigar y enseñar, y no puede ser supervisada académicamente.
• La cátedra paralela sostiene la necesidad de que existan múltiples opciones para los estudiantes, quienes a su vez deben poder elegir entre ellas libremente.
• La cátedra libre es el derecho de todo intelectual, científico, o artista, con idoneidad suficiente, a tener una cátedra para difundir su conocimiento.
El fundamento y objetivo de estos tres principios es garantizar que en la Universidad estén presentes todas las corrientes del pensamiento y las tendencias de carácter científico y social, sin censuras ni prejuicios de ningún tipo.
Gratuidad y acceso masivo [editar]
La Reforma Universitaria propone un amplio acceso a la universidad por parte de la población, y una especial atención a las dificultades para ingresar que puedan encontrar los trabajadores y los sectores con menor poder adquisitivo.
En ese marco muchas organizaciones reformistas defienden la necesidad de que la educación en las universidades públicas sea gratuita, sin arancelamiento de ningún tipo. También suelen pronunciarse en contra de los "exámenes de ingreso" y otros procedimientos que son considerados como "limitacionistas".
Vinculación de docencia e investigación [editar]
La Reforma Universitaria promueve que la investigación científica sea realizada dentro de las universidades y que los investigadores transmitan sus conocimientos originales al resto de la comunidad universitaria y a la sociedad, por medio de la enseñanza.
Típicamente los gobiernos militares tendieron a separar y mantener aislada a la universidad de los centros de investigación.

Inserción en la sociedad y rol de la universidad [editar]
La Reforma Universitaria ha puesto de manifiesto la necesidad de precisar el rol de la universidad con el fin de que esta atienda las necesidades y problemas de la sociedad en que se encuentra inserta.
Solidaridad latinoamericana e internacional [editar]
Desde sus orígenes la Reforma Universitaria ha puesto de manifiesto una preocupación importante por los asuntos latinoamericanos, por promover la solidaridad entre los distintos países de América Latina, y por encontrar formas de unidad entre las organizaciones y universidades latinoamericanas.
El Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria comienza con la frase: "La Juventud Argentina de Córdoba a los Hombres Libres de Sudamérica...".
El fuerte acento que la Reforma Universitaria ha puesto en promover formas de solidaridad latinoamericana, no le ha impedido desarrollar acciones orientadas a una amplia solidaridad y organización internacional.
En 1921 se organizó el Primer Congreso de Internacional de Estudiantes en la Ciudad de México; de esa reunión surgió la Federación Internacional de Estudiantes. En 1925 se organizó, también en México, el Primer Congreso de Estudiantes Iberoamericanos. Allí fueron declarados "maestros de la juventud" Alfredo Palacios, Miguel de Unamuno, José Ingenieros, José Martí y José Vasconcelos Calderón.
En 1937, se organizó en Santiago de Chile el Primer Congreso Latinoamericano de Estudiantes. En 1957 se organizó el Segundo Congreso Latinoamericano de Estudiantes en la ciudad de La Plata (Argentina).

Unidad obrero-estudiantil [editar]
La Reforma Universitaria promueve el principio de unidad obrero-estudiantil. Ello ha llevado a que, en toda América Latina, el movimiento estudiantil y el movimiento obrero mantengan estrechas relaciones, apoyándose mutuamente en sus reclamos y movilizaciones.
El principio también ha impulsado medidas de relación de los trabajadores con la universidad, como cursos universitarios y carreras cortas especialmente diseñadas para trabajadores calificados, así como la contratación de trabajadores con alta especialización para que impartan sus conocimientos a los estudiantes universitarios.
La Reforma Universitaria como movimiento cultural [editar]
Debido a la relación existente entre la universidad y la producción cultural el movimiento de la Reforma Universitaria ha impactado de tal modo en las formas y contenidos del arte y la ciencia, que es posible considerarla como un movimiento cultural.
Los principios y fundamentos de la Reforma Universitaria, tales como la relación de los intelectuales con el pueblo y la clase obrera, el sentimiento de unidad indoamericana y latinoamericana, el impulso del laicismo en la ciencia, la extensión de la universidad a la sociedad, la defensa de toda forma de democratización de la cultura, etc., han tenido como consecuencia la presencia activa de los reformistas en la producción del arte y la ciencia. Por ejemplo, los Premios Nobel, Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias, que fueron en su juventud activos militantes reformistas, llevaron a su arte muchos de aquellos ideales y sentimientos. El jurista Carlos Cossio, superó la filosofía del derecho de Kelsen, vinculando la norma a la realidad social. El padre de la Reforma Universitaria, Deodoro Roca, hizo del sótano de su casa, un famoso centro cultural mundial. Germán Arciniegas, líder de la Reforma Universitaria colombiana, es uno de los más prolíficos escritores del continente y un descubridor de la realidad histórica de América. Homero Manzi, llevó el tango hasta su más alta expresión uniendo alta poesía y arte popular. La revista Amauta, de José Carlos Mariátegui, fue una revolución cultural en sí misma. Alfredo Palacios, sentó las bases científicas del derecho laboral latinoamericano. Sergio Bagú impulsa la creación de la teoría de la dependencia. David Alfaro Siqueiros, condenado a ocho años de prisión por impulsar manifestaciones estudiantiles reformistas, es uno de los fundadores del muralismo latinoamericano. Diego Rivera fue expulsado de la Academia de Bellas Artes por su participación en el movimiento estudiantil.
La vinculación del movimiento estudiantil y la cultura ha sido expuesta por Violeta Parra en su famosa canción "¡Qué vivan los estudiantes!".
Lo mismo puede decirse de los movimientos universitarios en Estados Unidos y Francia en 1968. Más recientemente, pueden vincularse con la Reforma Universitaria, las amplias manifestaciones juveniles y sindicales en Francia que se desarrollaron a fines de 2005 en oposición a un tipo especial de contrato laboral de aprendizaje que pretendía imponer el gobierno, así como el movimiento estudiantil chileno de 2006, reclamando medidas para eliminar el lucro y incrementar el financiamineto estatal para la educación publica.
MANIFIESTO LIMINAR
La Juventud Argentina de Córdoba a los Hombres Libres de Sudamérica

Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana.
La rebeldía estalla en Córdoba y es violenta porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo. Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y - lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.
Nuestro régimen universitario –aun el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes. El concepto de autoridad que corresponde y acompaña a un director o un maestro en un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios. La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando.
Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no una labor de ciencia. Mantener la actual relación de gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos. Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa, que cabe en un instituto de ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla.
Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de autoridad que en estas casas de estudio es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para proteger criminalmente la falsa dignidad y la falsa competencia. Ahora advertimos que la reciente reforma, sinceramente liberal, aportada a la Universidad de Córdoba por el doctor José Nicolás Matienzo, sólo ha venido a probar que el mal era más afligente de lo que imaginábamos y que los antiguos privilegios disimulaban un estado de avanzada descomposición. La reforma Matienzo no ha inaugurado una democracia universitaria; ha sancionado el predominio de una casta de profesores. Los intereses creados en torno de los mediocres han encontrado en ella un inesperado apoyo. Se nos acusa de insurrectos en nombre de un orden que no discutimos, pero que nada tiene que hacer con nosotros. Si ello es así, si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurrección. Entonces, la única puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de la juventud. El sacrificio es nuestro mejor estímulo; la redención espiritual de las juventudes americanas nuestra única recompensa, pues sabemos que nuestras verdades lo son y dolorosas- de todo el continente. ¿Qué en nuestro país una ley – se dice -, la ley de Avellaneda, se opone a nuestros anhelos?. Pues a reformar la ley, que nuestra salud moral lo está exigiendo.
La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura. No ha tenido tiempo aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elección de sus propios maestros. Ante los jóvenes no se hace mérito adulando o comprando. Hay que dejar que ellos mismos elijan sus maestros y directores, seguros de que el acierto ha de coronar sus determinaciones. En adelante, sólo podrán ser maestros en la futura república universitaria los verdaderos constructores de almas, los creadores de verdad, de belleza y de bien.
La juventud universitaria de Córdoba cree que ha llegado la hora de plantear este grave problema a la consideración del país y de sus hombres representativos.
Los sucesos acaecidos recientemente en la Universidad de Córdoba, con motivo de la elección rectoral, aclaran singularmente nuestra razón en la manera de apreciar el conflicto universitario. La Federación Universitaria de Córdoba cree que debe hacer conocer al país y a América las circunstancias de orden moral y jurídico que invalidan el acto electoral verificado el 15 de junio. Al confesar los ideales y principios que mueven a la juventud en esta hora única de su vida, quiere referir los aspectos locales del conflicto y levantar bien alta la llama que está quemando el viejo reducto de la opresión clerical. En la Universidad Nacional de Córdoba y en esta ciudad no se han presenciado desórdenes; se ha contemplado y se contempla el nacimiento de una verdadera revolución que ha de agrupar tan pronto bajo su bandera a todos los hombres libres del continente Referiremos los sucesos para que se vea cuánta razón nos asistía y cuánta vergüenza nos sacó a la cara la cobardía y la perfidia de los reaccionarios. Los actos de violencia de los cuales nos responsabilizamos íntegramente, se cumplían como el ejercicio de puras ideas. Volteamos lo que representaba un alzamiento anacrónico y lo hicimos para poder levantar siquiera el corazón sobre esas ruinas. Aquellos representan también la medida de nuestra indignación en presencia de la miseria moral, de la simulación y del engaño artero que pretendía filtrarse con las apariencias de la legalidad. El sentido moral estaba oscurecido en las clases dirigentes por un fariseísmo tradicional y por una pavorosa indigencia de ideales.
El espectáculo que ofrecía la asamblea universitaria era repugnante. Grupos de amorales deseosos de captarse la buena voluntad del futuro rector exploraban los contornos en el primer escrutinio, para inclinarse luego al bando que parecía asegurarse el triunfo, sin recordar la adhesión públicamente empeñada, el compromiso de honor contraído por los intereses de la Universidad. Otros –los más- en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocación de la Compañía de Jesús, exhortaban a la traición y al pronunciamiento subalterno. (¡Curiosa religión la que enseña a menospreciar el honor y deprimir la personalidad!. ¡Religión para vencidos o para esclavos!). Se había obtenido una reforma liberal mediante el sacrificio heroico de una juventud. Se creía haber conquistado una garantía y de la garantía se apoderaban los únicos enemigos de la reforma. En la sombra los jesuitas habían preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. Consentirla habría comportado otra traición. A la burla respondimos con la revolución. La mayoría expresaba la suma de la represión, de la ignorancia y del vicio. Entonces dimos la única lección que cumplía y espantamos para siempre la amenaza del dominio clerical.
La sanción moral es nuestra. El derecho también. Aquellos pudieron obtener la sanción jurídica, empotrarse en la ley. No se lo permitimos. Antes que la iniquidad fuera un acto jurídico, irrevocable y completo, nos apoderamos del salón de actos y arrojamos a la canalla, sólo entonces amedrentada, a la vera de los claustros. Que esto es cierto, lo patentiza el hecho de haber, a continuación, sesionado en el propio salón de actos la Federación Universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el mismo pupitre rectoral, la declaración de huelga indefinida.
En efecto, los estatutos reformados disponen que la elección del rector terminará en una sola sesión, proclamándose inmediatamente el resultado, previa lectura de cada una de las boletas y aprobación del acta respectiva. Afirmamos, sin temor de ser rectificados, que las boletas no fueron leídas, que el acta no fue aprobada, que el rector no fue proclamado y que, por consiguiente, para la ley, aún no existe rector de esta Universidad.
La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de nombre ni de empleos. Se levantó contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad. Las funciones públicas se ejercitaban en beneficio de determinadas camarillas. No se reformaban ni planes ni reglamentos por temor de que alguien en los cambios pudiera perder su empleo. La consigna de hoy para ti, mañana para mí, corría de boca en boca y asumía la preeminencia de estatuto universitario. Los métodos docentes estaban viciados de un estrecho dogmatismo, contribuyendo a mantener a la universidad apartada de la ciencia y de las disciplinas modernas. Las lecciones, encerradas en la repetición interminable de viejos textos, amparaban el espíritu de rutina y de sumisión. Los cuerpos universitarios, celosos guardianes de los dogmas, trataban de mantener en clausura a la juventud, creyendo que la conspiración del silencio puede ser ejercitada en contra de la ciencia. Fue entonces cuando la oscura universidad mediterránea cerró sus puertas a Ferri, a Ferrero, a Palacios y a otros, ante el temor de que fuera perturbada su plácida ignorancia. Hicimos entonces una santa revolución y el régimen cayó a nuestros golpes.
Creímos honradamente que nuestro esfuerzo había creado algo nuevo, que por lo menos la elevación de nuestros ideales merecía algún respeto. Asombrados contemplamos entonces como se coligaban para arrebatar nuestra conquista los más crudos reaccionarios.
No podemos dejar librada nuestra suerte a la tiranía de una secta religiosa, ni al juego de intereses egoístas. A ellos se nos quiere sacrificar. El que se titula rector de la Universidad de San Carlos ha dicho su primera palabra: Prefiero antes de renunciar que quede el tendal de cadáveres de los estudiantes. Palabras llenas de piedad y de amor, de respeto reverencioso a la disciplina; palabras dignas del jefe de una casa de altos estudios. No invoca ideales ni propósitos de acción cultural. Se siente custodiado por la fuerza y se alza soberbio y amenazador. ¡Armoniosa lección que acaba de dar a la juventud el primer ciudadanos de una democracia universitaria!. Recojamos la lección, compañeros de toda América; acaso tenga el sentido de un presagio glorioso, la virtud de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad; ella nos muestra el verdadero carácter de la autoridad universitaria, tiránica y obcecada, que ve en cada petición un agravio y en cada pensamiento una semilla de rebelión.
La juventud ya no pide Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.
La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su federación, saluda a los compañeros de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia.
Firmado: Enrique F. Barros, Ismael C. Bordabehére, Horacio Valdés,presidentes. Gumersindo Sayago, Alfredo Castellanos, Luis M. Méndez, Jorge L. Bazante, Ceferino Garzón Maceda, Julio Molina, Carlos Suárez Pinto, Emilio R. Biagosch, Angel J. Nigro, Natalio J. Saibene, Antonio Medina Allende y Ernesto Garzón.
Obtenido de "http://es.wikisource.org/wiki/Manifiesto_Liminar_de_la_Reforma_Universitaria"